Eduardo Lliteras Sentíes .-La cantidad de CO2 (dióxido de carbono) que se acumula en la atmósfera está aumentando. “Se necesitaron más de 200 años para que los niveles aumentaran en un 25%, pero ahora poco más de 30 años después, los niveles están aumentando el 50%”. Si continúan las tendencias actuales los niveles de CO2 serán el doble de los niveles preindustriales en unos 55 años. Desafortunadamente, un nuevo informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) revela que el CO2, de los principales gases detrás del cambio climático, ha alcanzado su nivel más alto en 3,6 millones de años. El cambio climático provocado en gran parte por el incremento de CO2 es una amenaza a la viabilidad de nuestra civilización energívora y en particular amenaza a Yucatán y Mérida como hemos visto con la sucesión de tormentas del año pasado y las inundaciones históricas en el Estado y ciudad.
El CO2 es el principal gas de efecto invernadero de origen humano. Significa que contribuye al calentamiento global de forma determinante a través del uso intensivo de energías fósiles como el carbón y el petróleo. Se calcula que ahora hay un 45% más de CO2 que antes del inicio de la era industrial. Hace unos 200 años, no se superaban las 280 partes de carbono por millón (ppm), un índice promedio que se ha mantenido durante los últimos 10.000 años. Hoy se superan las 412.5 ppm. Y sigue aumentando.
Los niveles de dióxido de carbono (CO2) y metano en la atmósfera continuaron aumentando en 2020, y el nivel de CO2 alcanzó su punto más alto en 3,6 millones de años, según cálculos del último informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. La barrera se rompió a pesar de una reducción en las emisiones esperadas causadas por la pandemia de COVID-19 y de la caída de las economías.
La NOAA informó que el promedio global de CO2 atmosférico alcanzó 412.5 partes por millón (ppm) en 2020, un aumento de 2.6 ppm desde 2019, el quinto aumento más grande desde que comenzaron a medir los niveles de CO2 atmosférico hace 63 años. El aumento ocurrió a pesar de una reducción estimada del 7% en las emisiones globales debido a la pandemia. Pieter Tans, científico principal del Laboratorio de Monitoreo Global de la NOAA, estima que 2020 hubiera sido un año récord si no hubiera sido por la pandemia.
De allí que sea tan importante que los gobiernos, de todos los niveles, se empeñen en reducir las emisiones de CO2 -entre los otros gases de invernadero-. La movilidad urbana basada en el auto es una de las principales responsables aunque no la única. La construcción de ciclovías en Mérida es un paso muy importante para afrontar el cambio climático, al estimular el uso de un transporte libre de emisiones. Pero es necesario contar con transporte público que sea una alternativa también para el auto privado, el que ya satura numerosas vialidades de la capital yucateca llevándola a la parálisis, como ya se observa, por ejemplo, en las madrugadas en el periférico de Mérida.
Sobre el tema del cambio climático no conocemos aún las propuestas de la avalancha de candidatas y candidatos por la alcaldía de Mérida. Hasta ahora únicamente conocemos el plan de ciclovías del gobierno estatal y municipal y el lanzamiento de la línea de transporte público del periférico para éste año.
Sin embargo, además de las campañas de reforestación urgen políticas que pongan freno a la deforestación de los ecosistemas que rodean Mérida y sus municipios conurbados. Se necesita, por ejemplo, un periférico, pero de árboles, un cinturón verde y proteger la reserva de Cuxtal del avance de la mancha urbana.
El uso de energías solares y eólicas va avanzando en la ciudad (también gracias a los programas gubernamentales del ayuntamiento de Mérida) pero aún son muy caras e inasequibles para los particulares, para los habitantes en general. Urgen programas de gobierno que las financien y apoyen a quienes ofrecen alternativas menos costosas. También se pueden aplicar programas gubernamentales que estimulen la adquisición de autos eléctricos, pero de bajo de costo, los que aún no se ven en Mérida. Buscar lleguen esos autos y financiar la renovación del parque automovilístico y a quienes adquieren vehículos de baja emisión y eléctricos en lugar de las contaminantes SUVs y suburbans, son otras opciones que no se escuchan en el debate por la ciudad.
No cabe duda que el crecimiento de Mérida (y la consiguiente deforestación) es el principal reto junto con la brutal desigualdad que lacera su tejido urbano así como la movilidad de la ciudad. La urbanización acelerada en las comisarías es otro tema que urge afrontar y del que quisiéramos escuchar las propuestas concretas y compromisos de los candidatos que ahora recorren la ciudad.