Redacción.- Una nueva iniciativa para combatir el mal de Chagas busca mejorar el acceso a diagnósticos asequibles en los puntos de asistencia, junto a un mejor tratamiento y una atención integral para las mujeres y los recién nacidos en cuatro países donde la enfermedad es endémica: Brasil, Bolivia, Colombia y Paraguay. La enfermedad mata anualmente a unas 10.000 personas y afecta a un número aproximado de entre seis y siete millones de personas cada año en todo el mundo. Aunque la mayoría de los casos siguen produciéndose en América Latina, la enfermedad se está extendiendo paulatinamente a otras áreas como Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y Australia, afectando a los más vulnerables.
La nueva campaña conjunta del Mecanismo Internacional de Compra de Medicamentos de la ONU y el Ministerio de Salud de Brasil cuenta con un presupuesto de 19 millones de dólares y su presentación coincide con el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas que se celebra el 14 de abril.
El portavoz del Mecanismo Internacional de Compra de Medicamentos (UNITAID), Herve Verhoosel, reveló este lunes en Ginebra una realidad preocupante: el mal de Chagas mata anualmente a unas 10.000 personas y afecta a un número aproximado de entre seis y siete millones de personas cada año en todo el mundo.
La enfermedad, transmitida por un insecto que succiona la sangre llamado Trypanosoma cruzi (T. cruzi), causa más muertes en América Latina que cualquier otra enfermedad parasitaria, incluida la malaria. De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud, unos 75 millones de personas están en riesgo de infección, la mayoría de ellas entre las poblaciones más pobres y marginadas.
Pese a las altas tasas de morbilidad y de la elevada carga económica que conlleva, sólo se consigue diagnosticar al 7% de las personas que padecen la enfermedad, y sólo el 1% recibe la atención adecuada. De no tratarse, el Chagas puede causar graves complicaciones cardíacas y digestivas.
Coincidiendo con el Día Mundial de la Enfermedad de, el Mecanismo Internacional de Compra de Medicamentos de la ONU se unirá al Ministerio de Salud de Brasil para invertir en una iniciativa de 19 millones de dólares que busca mejorar el acceso a diagnósticos asequibles en los puntos de asistencia, un mejor tratamiento y una atención integral para las mujeres y los recién nacidos en cuatro países donde el mal es endémico: Brasil, Bolivia, Colombia y Paraguay.
En América Latina nacen entre 8000 y 15000 bebés infectados al año
El proyecto se llevará a cabo mediante una estrecha colaboración entre socios regionales y mundiales, como la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, y pretende influir tanto en otros países de América Latina como en naciones de otras regiones.
Según la Organización Mundial de la Salud, sólo en América Latina hay 1,12 millones de mujeres en edad fértil infectadas, y cada año nacen entre 8000 y 15.000 bebés infectados.
Se calcula que al menos dos millones de mujeres en edad fértil están infectadas crónicamente por la enfermedad de Chagas y que entre el 5 y el 10% de las mujeres embarazadas transmiten la infección a sus recién nacidos. Al poner a disposición de las mujeres y sus hijos diagnósticos adecuados y tratamientos mejorados, se busca salvar a las generaciones futuras de las posibles consecuencias mortales de esta insidiosa enfermedad.
La ejecución del proyecto correrá a cargo de un consorcio de socios dirigido por la Fundação para o Desenvolvimento Científico e Tecnológico em Saúde/Fundação Oswaldo Cruz (Fiotec/Fiocruz), con sede en Brasil e incluirá dos ensayos clínicos.
Si tienen éxito, reducirán el tiempo entre el cribado, el diagnóstico y la finalización del tratamiento.
Otras acciones tendrán como objetivo reforzar las cadenas de suministro y el acceso equitativo a los productos susceptibles de salvar vidas y desarrollar un mercado competitivo y transparente para el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad de Chagas.
Las evidencias que genere el proyecto se usarán para impulsar la adopción de herramientas sanitarias y de atención viables y rentables tanto a nivel regional como mundial.
Verhoosel explicó que los pacientes que sufren la enfermedad de Chagas corren el riesgo de sufrir manifestaciones graves de COVID-19 y que deberían ser un grupo prioritario para la vacunación.
Aunque la mayoría de los casos siguen produciéndose en América Latina, la enfermedad se está extendiendo paulatinamente a otras áreas como Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y Australia.
Localización
En el pasado, la enfermedad de Chagas se limitaba a las zonas rurales continentales de la región, excluyendo las islas del Caribe.
Debido principalmente al aumento de la movilidad de la población durante las últimas décadas, la mayoría de las personas infectadas viven ahora en entornos urbanos y la enfermedad se ha detectado cada vez más en los Estados Unidos de América, Canadá y muchos países europeos y algunos africanos, del Mediterráneo oriental y del Pacífico occidental.
Transmisión
En América Latina, los parásitos T. cruzi se transmiten principalmente por el contacto con las heces o la orina de chinches triatominos infectados. Estos chinches, portadores de los parásitos, suelen vivir en las grietas de las paredes o techos de las casas y en sus estructuras aledañas como gallineros, corrales y almacenes, en zonas rurales o suburbanas.
Normalmente se esconden durante el día e inician su actividad de noche, cuando se alimentan de sangre animal, incluida la humana. Suelen picar en una zona expuesta de la piel, como la cara (de ahí su nombre común de “chinche besucona”), donde el insecto defeca u orina cerca de la picadura. Los parásitos entran en el cuerpo cuando la persona se unta instintivamente con las heces o la orina del bicho en la picadura, o en cualquier otra rotura de la piel, los ojos o la boca.
Señales y síntomas
La enfermedad de Chagas se presenta en dos fases.
La fase aguda inicial dura unos dos meses después de la infección. Durante esta fase, un elevado número de parásitos circula en la sangre, pero, en la mayoría de los casos, los síntomas están ausentes o son leves e inespecíficos.
Durante la fase crónica, los parásitos se ocultan principalmente en el corazón y el músculo digestivo. Hasta un 30% de los pacientes sufren trastornos cardíacos y cerca de un 10% padecen alteraciones digestivas (normalmente agrandamiento del esófago o del colon), neurológicas o conjuntas. En años posteriores, la infección puede provocar la muerte súbita por arritmias o insuficiencia cardíaca progresiva causada por la destrucción del músculo cardíaco y su sistema nervioso.
Tratamiento
Para eliminar el parásito, la enfermedad de Chagas puede tratarse con benznidazol y con nifurtimox. Ambos medicamentos tienen una eficacia de casi el 100% en la curación de la enfermedad si se administran poco después de la infección, al inicio de la fase aguda, incluidos los casos de transmisión congénita.
Sin embargo, la eficacia de ambos disminuye cuanto más tiempo lleva la persona infectada y las reacciones adversas son más frecuentes a mayor edad.
El tratamiento también está indicado cuando se produce una reactivación de la infección, y para los pacientes durante la fase crónica temprana, incluidas las niñas y las mujeres en edad fértil (antes o después del embarazo) para prevenir la transmisión congénita.
Las mujeres embarazadas y las personas con insuficiencia renal o hepática no deben tomar ni el benznidazol y el nifurtimox. Este último medicamento también está contraindicado en personas con antecedentes de trastornos neurológicos o psiquiátricos.
Control y prevención
Originalmente, hace más de 9000 años, el parásito T. cruzi sólo infectaba a los mamíferos salvajes. Posteriormente se extendió a los mamíferos domésticos, incluido el ser humano.
La gran cantidad de parásitos en los animales salvajes de las Américas no permite su erradicación. Por ello, la eliminación de la transmisión a los humanos y el acceso temprano a la atención sanitaria de las personas infectadas son los objetivos para su control.
Actualmente no existe ninguna vacuna para la enfermedad de Chagas.