Redacción.- La empresa inmobiliaria china Evergrande anunció la semana pasada su incapacidad de cumplir con sus obligaciones de deuda, que asciende a más de 300 mil millones de dólares, el equivalente a 2% del PIB de ese país. Este jueves vence el pago de intereses de dos bonos que suman 84 millones de dólares. Se calcula que la mitad de los proyectos de Evergrande han sido detenidos, y la empresa ha visto un desplome del 80% del valor de sus acciones en lo que va del año. Los analistas temen un contagio de los mercados financieros globales en caso de producirse la quiebra de la compañía inmobiliaria china Evergrande. Ayer Wall Street registró su peor caída en meses por la crisis de Evergrande y el posible fin de los programas de recuperación en Estados Unidos.
Las bolsas de todo el mundo reaccionan hoy ante lo que parece ya inevitable: la suspensión de pagos del promotor inmobiliario chino Evergrande, que esta semana podría no hacer frente a sus obligaciones con los bonistas internacionales. El mercado financiero internacional inició la semana con números rojos ante el temor de la posible quiebra de la empresa inmobiliaria china Evergrande, la cual cuenta con una deuda que supera los 300.000 millones de dólares, dice El Economista.
Evergrande anunció la semana pasada su incapacidad de cumplir con sus obligaciones de deuda, las cuales equivalen al 2% del PIB de China. En tanto, el plazo para el pago de intereses de dos bonos, que suman alrededor de 84 millones de dólares, vence este jueves. Analistas y expertos financieros han comentado las implicaciones de una posible quiebra del gigante inmobiliario.
Temen efecto dominó que lleve a la bancarrota de bancos y otras instituciones con exposición a Evergrande. “Este escenario contagiaría de nuevo otros activos financieros chinos y afectaría al sector financiero tanto en mercados desarrollados como emergentes en Bolsa y bonos, con la corrección liderada por los nombres con directa exposición a Evergrande, sus filiales o acreedores”, añade El Economista.
Por su parte, el diario El País, afirma que “la firma, fundada en 1996 y convertida en símbolo de los excesos de la burbuja inmobiliaria china, creció de modo desmesurado en los años de bonanza de las dos primeras décadas de este siglo. Su modelo de negocio aprovechó el crédito fácil para construir con dinero prestado ―por los bancos, por sus proveedores, de sus clientes e incluso por sus empleados― edificaciones que vendía antes de estar terminadas. Con ese dinero ejecutaba nuevos proyectos”.