Eduardo Lliteras Sentíes / Foto: vía video ejército estadounidense.- Como si la guerra en Ucrania les fuera insuficiente, y la escalada militar contra China también (la que amenaza con otro conflicto bélico con el pretexto de Taiwán), congresistas republicanos presentaron una resolución a principios del mes de enero para autorizar operaciones militares contra varios cárteles mexicanos a los que califican de “terroristas”. En pocas palabras, se trata de una justificación para el ingreso de tropas estadounidenses en territorio mexicano, aún cuando no lo autorice el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, o no le parezca al presidente mexicano quien ha hecho gala, una y otra vez, de la llamada soberanía de papel de nuestro país.
Asimismo, los congresistas afirman que los cárteles de la droga en México han superado a las fuerzas del gobierno mexicano y son el asesino número uno de adultos de 18 a 45 años a los Estados Unidos.
Dicha resolución, presentada el día 12 de enero del presente año, está ganando rápidamente apoyo en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. De hecho, en diversas audiencias y artículos publicados en diarios estadounidenses, se habla con ligereza sobre el tema de enviar tropas a México con la justificación del narcotráfico y los cárteles, pero obviando, claro está, el tráfico de armas de los Estados Unidos a México, el lavado de dinero del otro lado de la frontera así como el tráfico y distribución en territorio estadounidense, por no hablar del consumo de estupefacientes, a las que son adictos millones de ciudadanos del vecino país. Claro, a nadie debería sorprender la amenaza del uso de la fuerza, de una intervención militar, dado que dicha herramienta “diplomática” ha sido utilizada en infinidad de ocasiones por los gobiernos estadounidenses a lo largo de la historia, convirtiéndola en realidad en decenas de veces.
De hecho, en el diario Wall Street Journal, William P. Barr, ex-fiscal general de los Estados Unidos, afirma que “los narcoterroristas se parecen más al ISIS (Estado Islámico) que a la mafia estadounidense”. La comparación va con jiribilla porque al ser más semejantes al Estado Islámico según Barr, evidentemente la fuerza a utilizar es el ejército estadounidense, y no las agencias como la DEA o el FBI, ni la policía mexicana o la Guardia Nacional, los que quedarían en calidad de paleros o comparsas.
William P. Barr, quien culpa de todo el problema del consumo y drogadicción de su país a México con tonos de histeria descalifica al presidente de México, pero también al sistema de justicia y a la clase política mexicana. Ve un país sinónimo de la corrupción, no viendo la viga en su propio ojo: “Incluso si AMLO estuviera dispuesto a actuar contra los cárteles, México no puede hacer el trabajo por sí mismo. Su sistema de justicia penal es disfuncional: el 95% de todos los delitos violentos quedan impunes. La corrupción generalizada en todos los niveles del gobierno” hace imposible montar operativos contra los cárteles, añade.
Y se pregunta: “¿Qué se necesita para derrotar a los carteles mexicanos? En primer lugar, un esfuerzo estadounidense mucho más agresivo dentro de México que nunca antes, incluida una importante presencia de las fuerzas del orden y de inteligencia de los EE. UU., así como capacidades militares selectas”.
Claro, los estadounidenses no han perdonado que el gobierno obradorista les haya quitado la patente de corso a las agencias gringas para operar impunemente en territorio mexicano, aunque lo sigan haciendo de forma clandestina.
En su preocupante diatriba intervencionista Barr añade que “óptimamente, el gobierno mexicano apoyará y participará en este esfuerzo, y es probable que lo haga una vez que entiendan que Estados Unidos está comprometido a hacer lo que sea necesario para paralizar los cárteles, ya sea que el gobierno mexicano participe o no”.
Asimismo, en reciente audiencia, el senador Bob Menéndez, quien preside el Comité de Relaciones Exteriores, acusó recientemente al presidente Andrés Manuel López Obrador de negarse a colaborar para detener el tráfico de fentanilo y sugirió que la razón de eso podría ser que su gobierno estaría “infiltrado por el narcotráfico”.
En la audiencia, por lo menos dos senadores republicanos (Tim Scott de Carolina del Sur y Ted Cruz de Texas) proponían cerrar la frontera con México hasta que se resuelva el asunto del tráfico de fentanilo y la patrulla fronteriza y los inspectores aduanales tengan más recursos.
LA RESOLUCIÓN QUE AUTORIZA A INGRESAR TROPAS ESTADOUNIDENSES EN MÉXICO
Los representantes o congresistas republicanos Mike Waltz (Florida) y Dan Crenshaw (Texas) presentaron dicha resolución el 12 de enero para “autorizar el uso de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos contra los responsables del tráfico de fentanilo o una sustancia relacionada con el fentanilo en los Estados Unidos o llevar a cabo otras actividades relacionadas que causen desestabilización regional en el Hemisferio Occidental”.
La resolución afirma lo siguiente: “considerando que cárteles armados como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación son responsables del tráfico de fentanilo y sustancias relacionadas con el fentanilo a los Estados Unidos;
Considerando que el fentanilo y las sustancias relacionadas con el fentanilo matan aproximadamente a 80 000 estadounidenses cada año y es la principal causa de muerte entre los hombres estadounidenses de entre 18 y 45 años;
Considerando que el Cartel de Sinaloa y el Cartel de Los Zetas, entre otros, se involucran constantemente en la violencia entre sí y contra otros carteles, creando inestabilidad a pocas millas de la frontera de los Estados Unidos;
Considerando que en 2015, el Cártel de Sinaloa derribó un helicóptero militar mexicano con un arma de alto poder;
Considerando que en 2019, cuando la Guardia Nacional de México arrestó a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “el Chapo” Guzmán, el Cartel de Sinaloa atacó a las fuerzas del gobierno mexicano y las obligó a liberar a Ovidio Guzmán;
Considerando que en 2022, una batalla entre cárteles a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México condujo al cierre de dos puertos de entrada;
Considerando que en 2022, un ataque con granadas contra el consulado de los Estados Unidos en Nuevo Laredo, México, obligó a los empleados a refugiarse en el lugar;
Considerando que los cárteles mexicanos intimidan, asaltan, secuestran, torturan y matan regularmente a las fuerzas del orden mexicanas; y
Considerando que los cárteles mexicanos han disparado repetidamente contra las fuerzas del orden público y la guardia nacional apostadas a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México: ahora, por lo tanto, sea resuelto por el Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América reunidos en Congreso la autorización para el uso de la fuerza militar para combatir, atacar, resistir, apuntar, eliminar y limitar la influencia” de los cárteles.
De tal manera, el documento de congreso afirma que el presidente de los Estados Unidos está autorizado a usar toda la fuerza necesaria y apropiada contra aquellas naciones extranjeras, organizaciones extranjeras o personas extranjeras afiliadas a organizaciones extranjeras que el presidente determine.
Esa fuerza apropiada podría incluir desde fuerzas terrestres hasta misiles y bombas de diverso calibre disparadas desde submarinos o buques de guerra. Por citar algunos.
Por último, a manera de colofón, y no menos importante, cabe mencionar que a través de un comunicado firmado por el demócrata Bob Menéndez y el republicano Michael McCaul, ambos señalaron que la reforma electoral del presidente López Obrador reduce la nómina y el presupuesto del Instituto Nacional Electoral (INE), lo que desaprueban, claro está.
Los presidentes de los comités de Relaciones Exteriores del Congreso de Estados Unidos estimaron que la aprobación del llamado Plan B de la Reforma Electoral, impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, “pone en peligro el futuro de las instituciones democráticas” en México.
No cabe duda de que sectores ultra en Estados Unidos y del Deep State, ya ven que es hora de ponerle un estate quieto al presidente de la 4T. Lo grave es que puede llegar, en cualquier momento, con una buena dosis de bombas y balazos, no de abrazos, y muchos mexicanos terminar muertos, sin tener nada que ver con el narco. Quizá nos quieran convertir en un nuevo Irak. A algunas ciudades en otras Fallujah.