Redacción.- Al día siguiente de la “cacerolada” que acogió al presidente francés, Emmanuel Macron, durante su visita a Alsacia, una orden de la prefectura de Hérault prohibió llevar o tener consigo cualquier “dispositivo de sonido portátil” éste jueves 20 de abril en la población de Ganges, donde el jefe de Estado de Francia tiene previsto hablar de educación. Entre los dispositivos prohibidos y requisados por las autoridades se cuentan las cacerolas, para evitar las utilicen durante el evento del presidente francés para protestar haciendo ruido. Las cacerolas se han convertido en un nuevo instrumento de protesta en Francia contra las políticas económicas del presidente Macron, al estilo de las protestas escenificadas en Argentina.
En un perímetro establecido por la policía que rodea el colegio Louise-Michel en Ganges, donde Emmanuel Macron debe hacer anuncios sobre el inicio del año escolar en septiembre, junto con el Ministro de Educación Pap Ndiaye, el decreto del prefecto de Hérault prohíbe “el uso de todos los dispositivos de sonido portátiles o emanados de vehículos no autorizados” como las cacerolas.
En los puestos de control de la policía que filtran las entradas a la zona de Ganges aseguradas por la llegada del presidente, se impedía el paso a los manifestantes que acudían con cacerolas y pífanos (flauta tradicional), dijo a la AFP el secretario general de la CGT Hérault, Mathieu Guy.
La cacerolada, “concierto de cacerolas”, es una de las más antiguas expresiones de la protesta popular, callejera, contra el poder político en Francia. Sus orígenes, según algunos, se pierden en la Edad Media. Durante la Monarquía de Julio (1830 – 1848), la cacerolada cobró su dimensión moderna, contemporánea, que hoy amenaza a Macron de manera muy ruidosa y lo persigue a donde quiera que va.
La noche de su gran discurso a la nación, para presentar su plan de “relanzamiento” de Francia, la semana pasada, el presidente fue boicoteado por un rosario de centenares o millares de caceroladas, en París y muchas ciudades.