Pareciera que el mundo camina hacia una encrucijada semejante a la Segunda Guerra Mundial que redefinió el mapa del poder global en la segunda mitad del siglo XX y los inicios del XXI. El cambio climático, la crisis ambiental global, son la gran batalla que tendrá que afrontar la humanidad y la civilización global tecnológica, si queremos sobrevivir al presente siglo. Sin embargo, en la arena internacional, los Soberanistas, con su nuevo nacionalismo reaccionario y violento, imponen en las relaciones internacionales la ley del más fuerte y de los hechos consumados, el rechazo del otro y la regla de cada quien para sí mismo, detrás de fronteras fortificadas tras muros, ejércitos y alambradas. El respeto a los derechos humanos, a los derechos de las minorías y de los más débiles, la prohibición del racismo, de las anexiones territoriales y de la xenofobia, del consenso internacional (al menos en el papel), han sido desechados para imponer la ley de la selva.
Los Estados Unidos, nación que surgió como poder global incontestado tras la destrucción brutal de Europa y de gran parte de las naciones del mar de la China Oriental -Vietnam, Tailandia así como Japón, Filipinas e Indonesia- hoy busca mantenerse como poder incuestionable a través de la amenaza militar en el mundo, rechazando cualquier responsabilidad en la crisis climática. Con la elección de Trump, la nación victoriosa de la Guerra Fría y líder del llamado “mundo libre”, rechaza los valores a los que se apelaban los vencedores de la Segunda Guerra y del fin de la URRS, creando un giro más profundo que la misma caída del muro de Berlín, advierten observadores.
Bajo el dominio del Conglomerado Industrial Militar, la nación con mayor gasto militar del planeta se encamina a crear una nueva rama del ejército en el espacio, apenas anunciada por el presidente estadounidense Donald Trump, mientras cierra los ojos a la crisis ecológica terminal del actual modelo de desarrollo y amenaza a quien se le oponga.
En México no se le dio gran importancia –enzarzados los principales actores en una lucha política de enanos con la catástrofe de violencia de trasfondo- a la corta pero importante ceremonia escenificada en la Casa Blanca en la que el presidente anunció el presupuesto histórico para las fuerzas armadas de ese país por un monto escalofriante de 738.000 millones de dólares. El presidente Trump anunció también la creación de la Fuerza Espacial la que se convierte en la sexta rama de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, mientras presume del rearme de la potencia nuclear tras romper tratados militares.
El espacio, el nuevo teatro de guerra de los Estados Unidos y de las potencias en ascenso como China, Rusia e India, busca ser dominado no para beneficio de la humanidad, sino de un grupo político, de empresas militares y grupos étnicos.
El desarrollo de la inteligencia artificial y la frontera espacial, son los nuevos horizontes en las que compiten las potencias mientras el mundo se encamina a un 2020 en el que el ascenso de las derechas extremas seguirá, previsiblemente, tras la victoria abrumadora de Boris Johnson en Gran Bretaña.
La victoria del despeinado Boris y su idea de renacimiento británico a través del neo aislacionismo y el Brexit parece anticipar la reelección del señor naranja, Donald Trump, para un segundo término en los Estados Unidos, muy a pesar del impeachment votado por los Demócratas.
Mientras tanto, América Latina Latina se debate en una profunda crisis social que anticipa más conflictos e inestabilidad en un continente marcado por la inseguridad y la violencia de la que no parece poder salir.