Redacción.- El titular de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Antonio Guterres, presenta un plan para afrontar el impacto socioeconómico de la pandemia del COVID-19, que incluye el establecimiento de un fondo mundial para apoyar a los países de renta mediana y baja. “La sociedades se encuentran en un estado de agitación y las economías caen en picada (…) Tenemos que responder unidos y de forma decisiva para abordar la devastación socioeconómica que el virus está causando en todas las regiones”, dice António Guterres.
“Esta no es una crisis financiera, es una crisis humana”, dijo categóricamente este martes el Secretario General de las Naciones Unidas al referirse a los efectos socioeconómicos del coronavirus COVID-19, añadiendo que se trata de la mayor debacle observada desde la Segunda Guerra Mundial.
António Guterres apeló a la responsabilidad compartida y a la solidaridad mundial para hacer frente al impacto de la pandemia y llamó a la unidad para mitigar el golpe que está recibiendo la población.
El líder de la ONU presentó un informe que describe la magnitud del problema, la gravedad de los casos y la desarticulación económica y social que provoca el virus, cuyo avance alcanza ya a 700.000 personas contagiadas y más de 33.000 muertas en 204 países, áreas y territorios.
“El COVID-19 es la máxima prueba que hemos encarado juntos desde la formación de la ONU. Esta crisis humana requiere una acción coordinada, decisiva, incluyente e innovadora de las economías líderes y demanda un enorme apoyo financiero y técnico a los países y poblaciones más pobres y vulnerables del mundo”, afirmó, destacando que aún no hay una estrategia coordinada entre los países. “Necesitamos una acción articulada.”
“Este es el momento de la verdad”, declaró Guterres durante la presentación virtual del informe a la prensa. “El género humano está en juego.”
La divulgación del informe ocurrió precisamente después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunciara que la economía mundial ha entrado en una etapa de recesión tan aguda o peor que la de 2009 que siguió a la crisis financiera global.
El documento incluye un plan de respuesta de gran escala, orquestado y multilateral que necesitaría recursos equivalentes al menos al 10% de producto interno bruto mundial.
Según esa estrategia, el sistema de la ONU, liderado por la Organización Mundial de la Salud, en este caso, asistiría a los Gobiernos y socios en el proceso de respuesta y recuperación mediante su red de oficinas en los países.
Objetivos del Fondo de Respuesta
Para implementar el plan, el Secretario General anunció el establecimiento del Fondo de Respuesta y Recuperación COVID-19, que ayudaría a financiar tres objetivos:
- Atajar la emergencia de salud asistiendo a los países en la instrumentación de planes de acción nacionales y en la adquisición de equipo e insumos esenciales, al igual que en el pago de los salarios a los trabajadores de salud, en la proclamación de disposiciones de restricción de movimiento y contacto, y en la provisión de acceso universal a tratamiento de la enfermedad causada por el coronavirus y a la vacuna, cuando ésta esté disponible.
- Enfocarse en el impacto social y la respuesta económica para la recuperación aumentando los mecanismos de protección social mediante medidas inmediatas que podrían incluir, entre otras, la ampliación de las transferencias de efectivo, de la seguridad alimentaria y de provisiones específicas para las mujeres y los niños.
- Ayudar a los países a lograr una recuperación con capacidades fortalecidas para el monitoreo y los servicios de salud, incluyendo al personal médico, así como para hacer eficientes los servicios públicos básicos.
Los requerimientos del Fondo se proyectan en mil millones de dólares para los primeros nueve meses y serán revisados según evolucionen las necesidades como resultado de la pandemia.
Recursos masivos
El titular de la ONU recordó que los paquetes de movilización de recursos creados hasta ahora fueron hechos por y para países desarrollados.
Esas naciones pueden afrontar la crisis por sí solas y algunas ya lo están haciendo; no obstante, se deben incrementar masivamente los recursos disponibles para el mundo en desarrollo. “Debemos hacer lo mismo a nivel global”, puntualizó.
Para ello, consideró que se debe expandir la capacidad del FMI y de otras instituciones financieras internacionales mediante la emisión de derechos especiales de giro para la rápida inyección de recursos a los países que los necesiten.
Mencionó también los intercambios entre bancos centrales para brindar liquidez a las economías emergentes y llamó a buscar nuevas alternativas, posiblemente nuevos instrumentos financieros que permitan salir a flote a los países más afectados.
“El alivio de la carga de las deudas debe ser otra prioridad, incluyendo exenciones inmediatas para el pago de intereses durante 2020”, agregó.
Guterres aseguró que es fundamental que los países desarrollados asistan inmediatamente a los menos desarrollados para que apuntalen sus sistemas de salud y su capacidad de respuesta para detener la transmisión del coronavirus.
“De otra manera, sufriremos la pesadilla de la enfermedad propagándose como un incendio sin control en los países pobres, con millones de muertes y con la perspectiva de que el padecimiento resurja donde ya había sido suprimido”, advirtió en el Secretario General.
“Recordemos que somos tan fuertes como el sistema de salud más débil de nuestro mundo interconectado”, enfatizó.
En este renglón, expresó preocupación especial por África e instó a los países de las 20 mayores economías del mundo a respaldar la iniciativa G20 propuesta en la reciente Cumbre de ese grupo de ese grupo, celebrada de forma virtual.
Guterres abogó además por frenar las dimensiones devastadoras de esta crisis en los colectivos más afectados, como mujeres, ancianos, jóvenes, trabajadores de cuello azul, empresas pequeñas y medianas, trabajadores del sector informal y grupos vulnerables, sobre todo los que viven en escenarios de conflicto o emergencias humanitarias.
El panorama cuando salgamos de esta crisis nos presentará dos opciones: volver al orden mundial de antes de la pandemia o lidiar decididamente con los problemas que nos hacen innecesariamente vulnerables, alertó Guterres, recalcando que la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible es el camino para construir sociedades más equitativas para todos.
“La recuperación de esta crisis nos debe conducir hacia una economía diferente”, puntualizó.
Finalmente, el Secretario General insistió en la necesidad mundial de solidaridad. “Con solidaridad podemos derrotar al virus y construir un mundo mejor”, concluyó.