Redacción / Con información de Xinhua y redes sociales.-Los cubanos se lanzaron de manera masiva a las tiendas en moneda libremente convertible, abiertas este lunes en todo el país como parte de un plan gubernamental para reactivar la economía. En total, son 72 los establecimientos que, de acuerdo con lo anunciado, abrieron sus puertas para la venta de alimentos y artículos de aseo (57 tiendas), así como productos de ferretería (15), con precios en dólares estadounidenses y el pago a través de tarjetas magnéticas.
Esa ampliación de la venta en divisas extranjeras fue anunciada la semana anterior por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
Ubicados en las cabeceras provinciales, un grupo de 72 centros comerciales, de los 4.800 con que cuentan las cadenas estatales Tiendas Caribe y Cimex, ampliaron la red que desde octubre último vendía electrodomésticos y piezas de autos en moneda libremente convertible.
14 tiendas están situadas en diferentes municipios de La Habana y las 58 restantes se hallan repartidas por todo el país –a razón de al menos dos por provincia– entre las cadenas estatales Cimex y Tiendas Caribe. De esta forma, se unen a los establecimientos ya existentes para la venta en MLC de artículos electrodomésticos, motos eléctricas y componentes de autos, abiertas en octubre pasado con la intención de inyectar divisas extranjeras a la golpeada economía cubana.
Largas filas se formaron a las puertas de poco más de una decena de tiendas de La Habana dedicadas a la venta de electrodomésticos, ferretería, alimentos y productos de aseo, artículos considerados como de “gama media y alta”.
Las mercancías no se pagan en efectivo, sino con tarjetas magnéticas asociadas a cuentas bancarias nacionales en moneda extranjera o a las operadoras aprobadas como Mastercard o Visa.
En el centro comercial 3ra y 70, del barrio de Miramar, los estantes están bien surtidos de alimentos, productos de aseo personal y electrodomésticos, incluidas motocicletas eléctricas.
El acceso de los cubanos a bienes de consumo ha estado golpeado en los últimos meses por el arreciado bloqueo que Estados Unidos aplica contra Cuba desde hace más medio siglo, recrudecido por la administración de Donald Trump, al que se sumaron cuatro meses sin turistas, por efecto de la pandemia.
“Creo que abrir estas tiendas es una buena decisión que en definitiva ayuda a una parte de la ciudadanía, los que tenemos acceso a monedas extranjeras, pero a la larga se revertirá en todos si la economía mejora”, dijo a Xinhua el jubilado Andrés Hernández.
Hernández, quien empuja una carretilla comercial donde sobresalen los alimentos, consideró que lo sorprendieron los precios, pues “esperaba que fueran mucho más altos”.
Con índices de crecimiento mínimos, la economía cubana vive horas bajas con una ineficiencia casi crónica y una constante falta de divisas fuertes para adquirir materias primas, alimentos y bienes en el mercado internacional, algo que el gobierno trata de revertir.
Como parte de ese esfuerzo, el presidente Díaz-Canel aprobó la semana anterior la eliminación del gravamen del 10 por ciento al dólar, una medida vigente desde 2004 y que hacía que por cada unidad del billete verde comprado en el mercado local se recibieran 0.87 centavos.
La medida fue adoptada por el gobierno cubano como respuesta a la decisión de Estados Unidos de prohibir el uso del dólar en las transacciones comerciales internacionales con Cuba, como parte del entramado legal del bloqueo.
De acuerdo con algunos expertos, ese gravamen desestimulaba además el envío de remesas familiares a Cuba.
“Esta es una medida que beneficia a todos los cubanos de dentro y fuera del país, (…) que se toma en medio del recrudecimiento del bloqueo y permite darle más capacidad de compra al dólar”, explicó en la televisión nacional el viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil.
La eliminación ahora del gravamen busca incentivar más las compras en el comercio minorista y “suplir la demanda de un sector de la población con solvencia en divisas”, apuntó Gil.
En ese enfoque coincidió la oficinista Ana Teresa González, quien recibe remesas de sus hijos que viven, uno en Estados Unidos y otro en España, y ahora siente que “el dinero puede alcanzar más”.
“Ahora aumenta mi poder adquisitivo y puedo resolver más problemas”, afirmó González antes de entrar al centro comercial La Puntilla, que también vende en moneda extranjera.
El plan gubernamental abarca 12 tareas, con énfasis en la producción de alimentos para garantizar la soberanía alimentaria y eliminar una factura anual que ronda los 2.000 millones de dólares.
También incluye el establecimiento de pequeñas y medianas empresas, tanto en el sector estatal como en el privado, así como incentivos para la inversión extranjera.
Además, el programa prevé la creación de mercados mayoristas para abastecer a los trabajadores privados, otro viejo reclamo del sector autónomo cubano que suma unas 600.000 personas.
También busca fomentar las cooperativas no agropecuarias y dar mayor autonomía a las empresas estatales.
Las autoridades anunciaron que se mantendrá el circuito minorista en CUC, moneda ahora a la par del dólar y que se cambia por 24 pesos cubanos, donde se venden los productos “de gama económica”.
También anunciaron que se mantendrá el suministro básico por la Libreta de Abastecimiento, que entrega a cada cubano una cuota mensual de alimentos como arroz, frijoles, pollo, café y azúcar, todo pagado en pesos a precios subsidiados.