La posibilidad de una guerra entre China y Estados Unidos no es un tema de ciencia ficción, sino un escenario caldeado cada vez más por analistas y medios estadounidenses, los que forman parte de la guerra psicológica contra Pekín.
La guerra comercial ya está en curso, hace tiempo, con las posturas cada vez más agresivas y unilaterales del gobierno estadounidense. La última tiene que ver con red social china “Tik Tok”, a la que el presidente Donald Trump ha acusado de ser una herramienta del gobierno chino para espiar a la ciudadanía estadounidense.
Trump aseguró que “TikTok” “se cerrará en Estados Unidos” el 15 de septiembre si su empresa matriz china, “ByteDance”, no la vende a una empresa del sector tecnológico estadounidense y proporciona al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos “mucho dinero”.
Éste es sólo el último capítulo de la confrontación entre el gobierno de la potencia militar global estadounidense y China, nación con aspiraciones de dominio regional y mundial.
Por ejemplo. Las tensiones militares, en particular, en el Mar de China, no han cesado de escalar, entre el empuje chino por posicionarse en dichas aguas y la presencia cada vez más agresiva de las flotas estadounidenses y sus aliados regionales, como Japón o Taiwán. Los recursos naturales como la pesca y los límites territoriales de las aguas marinas, son fuente de tensión cotidiana. Y un riesgo, cada vez más mencionado, de que se genere una confrontación que haga estallar una guerra entre ambos países y sus aliados.
Sin entrar en más detalles sobre las calientes disputas territoriales en esa región marítima -y sobre las islas Paracel y Spratly, ubicadas en el Mar de China Meridional- hay que mencionar también el foco de tensión e inestabilidad que representa la “revuelta” de Hong Kong, inflada y manipulada como parte de la guerra propagandística contra el gobierno de Pekín.
Ya se sabe, mientras las revueltas en Estados Unidos contra el violento racismo institucional y policíaco en dicho país han sido descalificadas por el mismo presidente Trump, medios occidentales destacan cotidianamente las protestas en Hong Kong como una lucha por la “democracia”. Lo mismo podría decirse de lo que ha pasado en Seatle, Washington, en Washington o en París, Francia, sin embargo, la geopolítica imperial estadounidense va de la mano de la propaganda en el caso de Hong Kong.
Un ejemplo muy interesante es el de un hombre estadounidense con vínculos con Amnistía Internacional, y figuras separatistas clave de Hong Kong, quien se ha hecho pasar por un nativo (o ciudadano chino) de Hong Kong en redes sociales. Llamado Kong Tsung-gan (@KongTsungGan en Twitter) suma miles de seguidores y es fuente de información de medios anglosajones sobre lo que sucede en la ex colonia británica.
Un reportaje del periodista estadounidense, Max Blumenthal, publicado en “The Gray Zone”, así lo revela: dicho supuesto nativo chino, es citado habitualmente como activista de base y escritor por las principales organizaciones de medios y su información publicada en medios de habla inglesa.
Pero se trata de un personaje ficticio y que parece haber sido inventado para difundir propaganda anti-China detrás de un rostro supuestamente oriental.
Blumenthal realizó una amplia investigación, bien sustentada, para descubrir la verdadera identidad del supuesto activista chino, Kong Tsung-gan, a quien los principales medios occidentales le han dado un espacio estelar al difundir un flujo constante de contenido que promociona la “lucha por la libertad” de Hong Kong mientras clama por que Estados Unidos aumente la presión sobre China. Inclusive con una guerra o intervención.
Blumenthal descubrió que tras el avatar o el perfil supuestamente chino en Twitter (y otras redes sociales) se esconde en realidad, el ciudadano estadounidense, Brian Patrick Kern, quien ha sido visto y fotografiado por medios chinos en las calles de Hong Kong.
“Brian Patrick Kern no solo escribe como Kong Tsung-gan, al que disfrazó para que pareciera un nativo de Hong Kong; también escribe bajo el seudónimo de Xun Yuezang, para aparecer como un chino continental”. Los escritos bajo ambos alias están llenos de advertencias sobre el “control progresivo del Partido Comunista Chino”.
El tema no es menor, ya que desde que irrumpió en la escena de Twitter, con su perfil falso de Kong Tsung-gan ha sido citado por un quién es quién de los medios corporativos occidentales. Ha sido descrito como un “autor” (CNN, Globe and Mail, Time), “escritor y activista” (New York Times, Washington Post), “activista y autor” (LA Times), “activista” (AFP, Al Jazeera), “escritor, educador y activista” (Guardian), “escritor político” (Foreign Policy), “escritor” (Vice) y “escritor y activista de Hong Kong” en un artículo de opinión publicado por Nikkei Asian Review. También ha sido citado como “periodista y activista de derechos de Hong Kong” por Radio Free Asia y como “activista de derechos y autor” por Voice of America, dos subsidiarias de la Agencia de los Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM).
Es decir, estamos ante un farsa que es un botón de muestra de cómo funciona la propaganda a favor de la geopolítica imperial-militar estadounidense y pro Occidental en redes sociales y medios considerados por muchos como el faro del periodismo global.