19 de Noviembre de 2017 / En cualquier democracia, medianamente bananera, las voces de la sociedad civil rechazando el nombramiento -a través del dedazo- del ombudsman José Enrique Goff Ailloud al cargo recién creado de vice fiscal anti corrupción, serían al menos escuchadas, tomadas en cuenta y se traducirían mínimamente en la cancelación del nombramiento del actual titular de la CODHEY (Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán).
Pero eso es como pedir peras al olmo en Yucatán, donde se olvida que la corrupción, la violación de los derechos humanos y la impunidad en las instituciones van de la mano de la inseguridad que azota a México en niveles históricos. De seguir así, la burbuja rosa del edén yucateco pronto podría convertirse en un infierno más, de los que padecen los ciudadanos mexicanos a lo largo y ancho de la República Mexicana.
Sólo señalaré en el caso del titular de la CODHEY su tibieza, por no decir de plano silencio, a manera de ejemplo, en el caso del obrero Cristian Javier López Briceño, quien fue atropellado dolosamente por policías municipales de Tixcocob el 2 de febrero del presente año resultando en que perdiera una pierna, su trabajo y quedara en condiciones socioeconómicas terribles así como en total abandono por parte de las autoridades.
Cristian Javier López Briceño tras sobrevivir en el Hospital H´Orán donde le amputaron una pierna y estuvo cerca de fallecer, fue acusado de robo, en un incidente extraño y con todo el aspecto de ser un montaje de la autoridad.
Cristian y su esposa Angélica Candelaria Álvarez fueron detenidos el lunes 3 de mayo por la noche por la patrulla 2986 de la Secretaría de Seguridad Pública y tras un forcejeo –en el que se intentó sembrarles un paquete, según versión del detenido- fueron trasladados y encarcelados en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública ubicadas en el periférico. Esto a pesar de que Cristian se encontraba convaleciente y claramente incapacitado para moverse.
De Cristian no hemos vuelto a saber nada. Recibió una silla de ruedas donada personalmente por el alcalde Mauricio Vila tras conocer de su caso, y después fue olvidado por las demás autoridades, empezando por la CODHEY que no hizo ningún enérgico llamado al alcalde de Tixkokob, Lidio Juárez Gómez, ni al jefe de la policía municipal y muchos menos a las autoridades estatales, para esclarecer el caso, sancionar a los responsables y otorgar el apoyo necesario para que Cristian y su familia pudieran volver a tener una vida medianamente “normal”.
Otro ejemplo. El titular de la CODHEY ha cerrado los ojos y la boca, sistemáticamente, ante las agresiones, intimidaciones, amenazas, que han padecido algunos colegas del gremio periodístico en Yucatán. El tema no es menor.
En realidad hay la intención de hacer creer que como en Yucatán aún no se matan periodistas, el resto no importa, ya sean amenazas, despidos injustificados, censura, acoso a través de redes, hackeo de sus medios de comunicación y redes sociales, espionaje, bloqueo publicitario.
Es más, la CODHEY y su actual titular nunca condenaron el espionaje descubierto en Yucatán a través de la adquisición de equipos de la empresa italiana Hacking Team, tema plenamente documentado por Infolliteras.com y otros medios de comunicación a través de la obtención de miles de correos electrónicos de dicha empresa en los que se evidenciaba el trato, las negociaciones, la adquisición de los equipos y las características técnicas así como otros detalles -como su ubicación- y el rango de los funcionarios involucrados.
El nombramiento de José Enrique Goff Ailloud además, en un esquema de enroques al estilo de los practicados por la administración estatal de Rolando Zapata Bello, es muestra que el titular de la CODHEY y dicha institución son únicamente vistos como una pieza más en el tablero de las posiciones repartidas entre las instituciones locales dizque autónomas, entre cuates e incondicionales del sistema. Así se da una estocada a la recién creada vice fiscalía anti corrupción, desde antes de nacer. Y se confirma que para recibir parte del pastel presupuestal, en Yucatán, conviene cerrar la boca y aplaudir mucho al titular en turno del Ejecutivo estatal.